15 de noviembre de 2008

Mi dulce y tierna Aline




Si pienso en Aline, recuerdo sus postres exquisitos y ese aroma a galletas, recién horneadas, que se impregnaba en la cocina. Pero sobre todo, aún añoro, esas tardes divertidísimas, tirados en la cama, jugando yan-ken-po, felices, sin malicia, y sólo con la ternura de acariciar nuestras manos sonriendo por todo.

Aline era la chica más linda que había aceptado ser mi novia. Cuando salíamos a dar un paseo , yo siempre la llevaba de la mano. Me gustaba pensar que los hombres, que la veían, me envidiaban, eso me producía un placer inmenso.


A ella no le gustaba que andara vagando, y yo era muy vago. Antes de conocerla me la pasaba en los billares y parques cercanos a la universidad. No hacíamos nada prohibido, sólo cosas que no sean estudiar.

Yo no sabía por qué Aline había aceptado estar conmigo. Tampoco se lo pregunté pues no quería demostrar inseguridad. Pero era consiente que en ese tiempo yo no debía ser el tipo de chico ideal para una muchacha estudiosa, metódica y muy linda.

Aline siempre estaba sola en su casa. Su papá vivía en Canadá desde que ella era pequeña, y se había casado nuevamente con una norteamericana. Aline nunca había querido ir a visitarlo, decía que sentiría que estaba vacacionando con extraños. En cambio, su mamá no había tenido otra relación, vivía para su trabajo y su hija.

Aline me contaba que la engreía mucho, le compraba todos los caprichos que pedía, y nunca la gritaba. Su mamá confiaba mucho en ella, no se molestaba cuando nos encontraba de noche, solos, hechados, abrazados, viendo la televisión en el sofá.

Aline era virgen, y yo no quería que dejara de serlo. Me gustaba mucho como para acostarme con ella. El sexo me parecía muy sucio y nada tierno. Aún, a veces, lo pienso.

Aline y yo, sólo nos besábamos, y nos tocábamos un poquito, calladitos, cómplices, sonriendo.

Nunca hicimos el amor, pero si dormíamos desnudos, con su cabeza sobre mi pecho, las piernas entrelazadas, y dejándome sentir el aroma, a manzanas, de su cabello. Podíamos pasar horas en esa posición, conversando de nuestros planes, diciéndonos cuánto nos queríamos. Para nosotros esas interminables siestas eran el modo de probar la confianza que nos teníamos.

Un día, después de cumplir los siete meses, y mientras comíamos galletas de chocolate, jugamos a confesarnos algo. El yan-ken-po decidió que ella empezara.

Recuerdo que lo dijo sin titubear, muy rápido y sin mirarme. Al principio pensé que era una broma, pero la conocía, y supe luego, que lo decía en serio.

Esa tarde descubrí, que a mi dulce Aline le gustaban las mujeres, aunque ella no quería ser así. Me aseguró que nunca había tenido una experiencia lésbica, y que me amaba tanto que sabía que sería feliz conmigo, y nos casaríamos.

Yo, que era muy tonto y estúpido, terminé con ella y me enojé muchísimo. Ella me pidió que no la dejara, que la ayudara. Pero no supe comprenderla, y me fui mientras ella lloraba.

Después de ese día, no volví a hablarle, y la evite siempre que pude.


Una noche me di cuenta que no iba a clases, y cuando pregunté a una amiga suya, me enteré que se había ido a vivir a Canadá.

Hace unas semanas, después de siete años, me he cruzado con ella en una discoteca limeña, se veía radiante y más guapa que antes. Cuando me vio, se acercó, y me saludo con mucho cariño. Conversamos muy poquito por el ruido, pero me pidió encontrarnos al día siguiente en un café al que antes íbamos. Yo aún confundido, acepté y nos despedimos.

Al día siguiente hemos recordado muchas cosas, y nos hemos reído. No me reprochó la actitud que tomé, ni siquiera la ha mencionado. Muy entretenida me ha contado que se casó con un canadiense, con el que tiene una hijita de tres años, que viven en una casa enorme en Vancouver, con una chimenea como la que me gustaba, y cuando hace frío, y la enciende, se recuerda de mi, y de como nos podríamos divertir en la nieve que tanto añorábamos.

Su mami también se fue a vivir allá unos años después, y ahora que su papa se ha divorciado, increíblemente están intentando retomar el tiempo perdido, ella está feliz por eso, porque su papi es un buen hombre, al que juzgo mal antes, y está arrepentida.

Dice que ha venido sola, al matrimonio de Liliana, su prima y su mejor amiga, y que sólo se quedará unos días, porque extraña mucho a su gorda, a quién dejó con sus papis. Me enseñó una foto y se emocionó, lloró un poco, y dijo lo que nunca debió mencionar, algo que yo no quería oír, me dijo que la niña de la foto debería ser mi hija. Y yo, que no suelo hacerlo, también lloré.

Aline, como en la época que eramos novios, ha dejado nuevamente mi corazón al desnudo, me ha arrancado esa careta de hombre duro que nunca se enamora, y ha hecho añicos mi egocentrismo. Sabe, perfectamente, como tocar mi alma suavemente, como mirarme y hacerme sentir vacío.

Ha proseguido con explicaciones de por qué se fue, que era inevitable ya que su mami tenía problemas económicos. Que le preguntaba a menudo a Liliana por mi, pero ella le decía que yo jamás le hablaba sobre ella. Me dijo, que a veces pensaba que intentaría ubicarla, y luego me iría a vivir para allá y nos casaríamos. Cada palabra es un golpe duro, a mi bajeza, a mi egoísmo, a lo que he perdido.

Aline dice que conoció a su esposo esquiando, que es un hombre increíble y la trata muy bien. Ella está muy enamorada y lo ama, pero necesitaba esta conversación conmigo, pues la ayuda a cerrar una etapa.

Antes de irse, porque tiene charlas en la iglesia donde se casará su prima, me ha dicho que hubiera querido que alguna vez hagamos el amor, que siempre me va recordar con cariño, y que, sobre todo, espera que encuentre el amor pronto.


Yo no he dicho mucho, o he hablado poco. Lo cierto es que no pensé mucho en ella estos años, y prefiero no decirlo. Pero el verla, el recordar nuevamente, ha hecho que mi corazón se confunda sintiendo que perdí a la única mujer con la que debí casarme.

Lo que me duele más, es que así se hubiera quedado en Lima, estoy seguro que no hubiera vuelto a hablarle, que no estaríamos juntos. Y lo más anecdótico de todo, es que la dejé pensando que no podría ayudarla, y ella me ha demostrado que sólo estaba confundida.

Buen viaje Aline, ten más hijos, camina descalza, prepara galletitas para tu esposo, duerme la siesta, disfruta la nieve, adora a tus papis, juega yan-ken-po con la nena, haz tu caminata diaria, y sobre todo, nunca abandones a quien amas.



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12 de noviembre de 2008

Todos me aconsejan



Foncho dice que debo conseguir una novia porque los hombres necesitamos algo más que diversión y hacer los que nos da la gana. Otras veces insiste en que deje la vida material, y crea en cosas intangibles, y por supuesto, que por nada del mundo muera sin trascender.

Fer siempre me está diciendo que no debo salir tanto los fines de semana porque las noches y sobre todo la calle es peligrosa, y un día de estos voy a sufrir un percance. También me recomienda que duerma siempre ocho horas, porque eso me permitirá desempeñarme mejor en mis labores diarias.


Mi hermana siempre me esta aconsejando que aprenda ingles, porque lo pronuncio horrible y eso es muy feo en un chico que aspire a cosas importantes. Ella también me repite, a menudo, que aprenda a manejar y me compre un auto, para que pueda llevarla a todos los sitios que quiera y esperar, en algún frío estacionamiento, que acabe de hacer sus compras.

Mi mamá me recuerda, todos los días, que no me vaya a dormir sin rezarle a Papalindo, y que incluya en mis plegarias a la gente que alguna vez me ha dañado. "Porque es muy malo ser rencoroso hijito".

Mi viejo insiste, cada vez que puede, en que deje de fumar. Porque el Enfisema es horrible, y además los verdaderos hombres no deben tener vicios. Así que debo tener la fuerza de voluntad, que el tuvo ya hace algún tiempo, para dejar el cigarrillo.

Una amiga muy ardiente me ha sugerido que tome cialis o viagra, porque la mayoría de chicas no se conforman con sólo tres horas de entretenimiento sexual, y se necesita por lo menos de una tarde entera para explorar sus más retorcidas fantasías.

Un amigo muy querido me ha dicho que no lee este blog, porque yo escribo muy sencillito, y un escritor tiene que usar palabras difíciles. "Si no cualquiera escribiría pues chino".

Otro buen amigo que radica en el extranjero, me ha propuesto que en unos años invirtamos en la industria pornográfica. Dice -y quizás con mucha razón- que en el sexo está el dinero fácil y bien ganado.

Un crédulo conocido me dijo, al enterarse que ocasionalmente descargo alguna película porno, que debo tener mucho cuidado porque hay una red internacional de personas que están rastreando a todos los pajeros del planeta y publicaran nuestros nombres algún día en la Internet.

Una de mis mejores amigas -mentira, no tengo amigas mujeres- me ha sugerido que no me vuelva a dejar crecer el cabello porque no me queda bien. Y un hombre siempre debe procurar verse lo mejor posible.

En cambio otro viejo amigo -literalmente- me recomendó que no use mucho gel en el cabello. Porque cuando el tenía mi edad también lo usaba y ahora ya no tiene donde aplicarlo. "Y eso chino, que a tu edad, yo tenia mucho más cabello que tú".

Mi primo me dice que no debo poner excusas cuando no voy al estadio, porque a la "U" no sólo se le puede ver por televisión. Y si sigo así, él va dejar de creer que soy hincha del equipo.

Otra amiga de diversiones me pide que me meta urgentemente a clases de baile porque soy demasiado duro. "Y, o aprendes a bailar rápido, o mejor ya no me llames chino".

Son tantas las personas que andan preocupadas en lo que yo debería hacer, que a veces me pregunto si, con la misma frecuencia, piensan unos segundos en lo que deberían hacer ellos. No importa, porque todos, menos el crédulo, tienen razón.






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11 de noviembre de 2008

Corazones rotos


Es de noche, pasada las siete. Rafael llega puntual a un Café de Miraflores, se nota preocupado e impaciente a la vez. Camina hacia una muchacha que está sentada bebiendo un capuccino. La saluda con cariño y se sienta. Pide una taza de chocolate, como cada jueves, y prende un cigarrillo.
-¿Llegaste hace mucho?- le pregunta él
-Hace diez minutos- ella sonríe -Como siempre Rafa
-¿Me llamo alguien después que salí?
-Nadie cariño- le acaricia la mejilla -Siempre tan pendiente de eso
-Es que esperaba una llamada del Ing. Larraeta- toma un poco de chocolate -Estamos contra el tiempo en su caso
-Pues no llamó, pero tranquilo, si es urgente se comunicará a tu celular
-Está apagado- hace un gesto de preocupación -Me quedé sin pila
-Con razón te siento tenso- lo mira con ternura -Llegas a tu departamento y le haces una llamada, no te compliques amor
-Es tan fácil para ti decirlo- responde molesto -A tu edad todo parece sencillo
Ella es diez años menor que él, y emana esa frescura veinteañera que se va desvaneciendo con el tiempo y las responsabilidades.

-Espera Rafa- mueve la cabeza contrariada -No te descobres conmigo. ¡No te pases!- mira hacia afuera, apoya el mentón sobre su mano.
-Es que no lo entiendes- resopla mientras intenta descubrir que mira ella en la calle
-¿Entender qué Rafa?- voltea, lo mira nuevamente a los ojos -Que te digo que estés tranquilo y tú te molestas por eso. Que me heches en cara mi edad- ahora se nota triste, se lleva la mano al rostro -En fin, no te diré nada más al respecto
-No es sólo eso- le dice y toma su mano derecha -El caso del pendejo de Larraeta es lo que menos importa ahora
-¿A que te refieres?- pregunta ella alarmada, le aprieta la mano
-Somos nosotros cariño, se ha complicado todo.
-Sé más claro por favor Rafael- suelta su mano, se pone seria
-Quiero que entiendas que tengo demasiada presión ¡Eres mi Asistente!- se queda en silencio unos segundos, prosigue -Si se dan cuenta estoy perdido. Hay mucho en juego
-¿Si se da cuenta quién?
-Alvaro. Tú sabes que él es el socio mayoritario y además ...
-Ya veo por donde viene todo- lo interrumpe, se exalta -Esto no tiene que ver un carajo con el trabajo. No inventes. Tendré veinticinco, pero no soy cojuda
Ambos se quedan en silencio. Él la mira con ternura: joven, radiante, llena de sensualidad. Aún lleva el traje de la oficina, que es azul marino, con la blusa muy pegada, y las panties negras que tanto lo enloquecen. Comenzaron su relación un año después que llegase a reemplazar a Mirna, su antigua asistente, quien se casó con un tipo que le prohibió seguir trabajando. No se puede negar que hubo química. Ella siempre estaba atenta a todos los detalles de trabajo, y también se daba maña para solucionarle asuntos personales antes que él se lo pidiese. Pero no fue hasta el incidente del maletín marrón, que se desato lo inevitable. En ese tiempo estaban llevando un caso muy complicado, el del Gral. Barrios, quien fue acusado por malversación de fondos logísticos en la FAP, y había que trasnochar revisando toda la documentación pertinente, hasta que una noche se dieron cuenta que el maletín marrón, dónde estaban todos los expedientes, había sido olvidado por ella en su departamento, para ganar tiempo decidieron trabajar ahí esa noche, sin embargo, entre cafés, chocolates, y la complicidad del silencio, dieron rienda suelta a sus sentimientos y deseos. Por la diferencia de edad y lo complicado del entorno laboral, acordaron olvidar lo sucedido, algo que no fue posible por la candente atracción que los consumía. Desde entonces han pasado ocho meses, siete viéndose todos los jueves en el mismo lugar.
-Te amo Rafa- rompe el silencio -¿Tú me amas? ¿Alguna vez me amaste?
-No me hagas ésto Carla -cierra los ojos, suspira- Se supone que debería ser sencillo
Respóndeme! Sólo te pido eso -grita levemente, algunas personas voltean a observarlos.
-Sí, ok. Sí, te amo- le sonríe -Incluso desde mucho antes de estar juntos. Tú me devolviste la alegría, me hiciste sonreír ¿Cómo podría no amarte?
-Entonces por qué tendríamos que terminar lo nuestro- ahora es ella quien toma su mano -Acaba con Susana, llevo mucho tiempo esperando que tomes el valor y la determinación de hacerlo
-Es una locura. Eso no va suceder ni hoy, ni mañana - le dice en tono imponente -Tú sabes que me casaré en tres meses
Carla se lleva las manos al rostro, intenta ocultar las lágrimas que no quiere hechar, se seca delicadamente con un clinex. Lo mira triste y le dice:
-Pensé que recapacitarías, que te darías cuenta que no vale la pena casarse con alguien a quien no amas- busca un cigarrillo en su bolso -No puedo creer que estés terminando conmigo
-No puedes decir eso- acerca el encendedor a Carla, le prende el cigarrillo -Yo nunca te mentí, siempre te dije que no daría marcha atrás con el compromiso. Tú me conociste cuando ya le había dado mi palabra
-No me hagas reír Rafael- usa un tono irónico -Esto no tiene que ver un carajo con tu palabra u honor. Esto se trata de tus asquerosos intereses
-Puedes decir eso, pero yo he luchado mucho por hacerme un nombre en ese Estudio. Y casarme con Susana me ayudaría mucho. Es la hija de Alvaro, el socio mayoritario. Él no tiene hijos hombres, ni hijas que estudien leyes. Comprende, es mi futuro
-Un futuro infeliz- toma su bolso, se pone de pie -Si tú crees que él dinero y el poder son más importantes que el amor, esta bien. No hay dramas. Tienes razón, yo te conocí comprometido y no tenemos nada más de que conversar- acaricia su mejilla -Y no te preocupes, no haré algo que vaya contra tus planes. Hasta mañana
Carla sale del Café rápidamente. Rafael paga en caja y va tras ella a paso raudo. Al fin logra alcanzarla en el Parque Keneddy. Le pide que pare porque aún tienen que conversar. Ella intenta ignorarlo, pero él la toma del brazo y la jala. Ella se sienta en una banca, tiene los ojos llenos de lágrimas
-Déjame ir por favor- le pide furiosa
-Aún no, tengo que pedirte algo más- no la mira, observa a las personas que caminan cerca
-¿Qué? Sólo te falta pedirme que sea tu amante después que te cases- habla con rencor -Así que mejor piensa bien lo que vas a decir
-No te pediría eso. Aunque me estés odiando, yo te amo Carla
-No lo digas, me da nauceas escucharte mencionar esas palabras. Dime de una vez que es lo que quieres y así puedo irme
-Mira, he hablado con el Doctor Velasco, él está de Jefe en Registros Públicos y me comentó que necesita personal. La paga es muy buena, te conoce, y está dispuesto a darte el trabajo inmediatamente
Carla lo mira sorprendida, se lleva las manos a la cabeza y se levanta.
-Me das asco- ya no esta llorando, ahora solo tiene decepción en la mirada -En verdad, no puedo creer lo que me estas pidiendo. ¿Acaso piensas que le diría a tu futuro Suegro lo que pasó entre nosotros? ¿O crees que llegaré a la iglesia a impedir tu boda? Lamento decirte que esto no es una telenovela, y que tu ego está muy por las nubes. Tú no vales la pena como para hacer algo así
-No es por eso Carla. Creo que debí empezar por contarte que es lo que me ha llevado a decidir todas estas cosas
-¿Hay algo más?- se ríe sarcásticamente -Vamos, dime que fue lo que te impulso a tratarme como una cualquiera. Estoy ansiosa por saberlo
-No digas eso, jamás te trataría como una cualquiera- intenta abrazarla
-¡No me toques!- grita, la gente los observa -Y dime de una vez que pasó
-Esta bien, tranquila- se aleja unos pasos -Anoche dejé por casualidad mi celular en casa de Susana, por eso ahora esta descargado. Yo no me percaté de ello hasta que me desperté hoy. En la mañana la llamé a su celular y estaba apagado, así que fui a buscarlo a su casa, pero la empleada me lo dio ni bien llegué. Me dijo que Susana se lo había dado temprano, y le pidió que si iba, no la despertara.
-¿Y que tiene que ver eso con nosotros?- pregunta ella alterada
-Que fui descuidado- está pálido, sus manos inquietas- No borré el último mensaje que me enviaste ayer, en el que me decías "ya quiero que sea mañana y estemos calientitos en mi cama"
Carajo Rafael!- exclama ella, ahora también se nota preocupada -Alvaro me va despedir, nos va a despedir a ambos
-Por eso quiero que entregues tu carta de renuncia mañana temprano, antes que Susanita hable con el viejo. Velasco te va recibir cuando vayas a su oficina, el trabajo es seguro porque me debe un favor hace mucho tiempo.
-Lo sé, y haré lo que me estas pidiendo. Pero no por ti, sino porque tengo que seguir trabajando para pagar mi titulación y la maestría- lo mira con desprecio -En parte será mejor que no te vuelva a ver, me has destrozado la vida
-Lo lamento Carla. Yo nunca te dije que dejaría a Susana
-Pero ella te va dejar ¿Estas seguro que vio el mensaje?
-Sí, hoy la he llamado todo el día y sólo me respondió antes de salir de la oficina. Estaba muy seria y me dijo que quería hablar conmigo, pero no en su casa.
Carla se acerca despacio a Rafael, le acomoda la corbata. Lo abraza
-Si ya lo sabe, porque pasamos por todo esto. Quédate conmigo. Tú puedes conseguir otro trabajo, incluso mejor que el que tienes ahora. Y estaríamos juntos. No acabes con este amor que nos tenemos, no vale la pena cariño
-Sabes muy bien que no hay un trabajo mejor. El estudio de Alvaro es el más prestigioso de Lima- ella se aleja de golpe -Te amo Carla, pero no voy a permitir que Susana acabe con nuestro compromiso. Yo sé como hacerla entrar en razón- se queda unos segundos en silencio -Es lo mejor para mi, y no voy ha hecharlo a perder ahora
-Eres un cretino- le da un golpe en el pecho, esta llorando -Lo de Velasco no es porque yo te preocupe. Lo que estás haciendo es entregarle mi cabeza a tu novia para que te perdone- intenta darle otro golpe, pero él la toma fuertemente de las manos -¡Sueltame! ¡Te odio! Tú no me amas, no quiero volver a verte en mi vida
-Lo lamento Carla, ojala me perdones algún día. Ojala yo me perdone el dejarte cuando te amo tanto
Cállate!- recoge su bolso de la banca, se acomoda el cabello -Y si un día te arrepientes, no pierdas el tiempo en buscarme. Tenías que decidir hoy, y ya lo hiciste
Rafael la observa desaparecer en el Ovalo Pardo. Había querido seguirla, pero se detuvo porque no tenía sentido hacerlo, era mejor dejarla ir.
Espera unos minutos y se dirige al auto, mira la hora, tiene quince minutos para ir a su departamento y encontrarse con Susana. A ella la conoció meses después de entrar a trabajar con Alvaro, en una cena familiar a la que fue invitado. La empatía se dio de inmediato, y ella colaboró mucho para que las cosas se dieran rápido. Alvaro al principio se opuso a la relación, pero Susana como experta hija caprichosa logró la aceptación de su padre. El compromiso tomó a todos por sorpresa, e hizo muy feliz al futuro suegro, huerfano de un hijo que pudiese prolongar su legado, Rafel era un diamante en bruto que lo haría estupendamente.
El tráfico lo ha retrasado un poco. Cuando llega a su departamento, en Surco, Susana esta apoyada en su camioneta hablando por el nextel. Al verlo, corta la llamada de inmediato y lo saluda fríamente con un beso en la mejilla.
-Disculpa por el retraso, ya sabes que el tráfico de Lima a veces se pone insoportable- se excusa él como si todo estuviera bien
-No te preocupes- le responde ella
-¿Por qué no me esperaste adentro? Para eso te di la llave mi amor. ¿La olvidaste?
-No es eso Rafael. Sólo que no deseo subir- le dice seria -Quisiera que hablemos acá. En verdad no tengo mucho tiempo.
-Ok, si eso quieres- dice él, fingiendo no saber que sucede -¿Es algo sobre los preparativos de la boda?
-Se podría decir que sí- duda, luego prosigue -No es fácil para mi, no he dormido pensando en ello
-Mira, si se trata del celular que olvide en tu casa, quiero que entiendas ...
-¿El celular?- ella lo interrumpe -Lo encontré tirado detrás del mueble en la mañana, me di cuenta porque estaba sonando la alerta de la batería baja.
-Por eso, quiero explicarte ...
-¿Explicarme qué Rafael?- vuelve a interrumpirlo -Para mi es difícil decirte esto, no lo compliques más
-Es que estás confundida, no digas nada amor
-Nunca pensé que esto pudiese pasar- mira el suelo, juega con sus dedos -Quiero que cancelemos la boda- intenta entrar a la camioneta, él la detiene, la abraza, ella llora
-No vamos a cancelar nada mi amor. Tú no sabes lo que dices, todo es un error
Ella se separa de él. Se tapa la cara con las manos, respira hondo. Vuelve a mirarlo más calmada. Le dice:
-Estoy enamorada de otro hombre. No me puedo casar contigo, perdóname
Rafael queda sorprendido, en silencio. Su rostro está desencajado.
-Anoche me di cuenta que no puedo privar mis sentimientos- prosigue ella -Es más fuerte que yo, se que no me vas a entender, pero sucedió sin darme cuenta
Rafael no sabe que decir, la escucha callado, con la mirada perdida.
-Y necesito que sepas que nunca te engañé- suena desesperada, con mucha culpa -Es alguien con quien paso mucho tiempo por trabajo, y las cosas se dieron sin darme cuenta. Ayer me llamó en la noche, luego que te fuiste, hablamos horas y me dijo que me quería, recién ahí supe que yo también lo quería
Rafel ya casi no la escucha, empieza a pensar en Carla, se arrepiente.
-Hoy estuve todo el día con él y acordamos que te diría la verdad- intenta justificarse a toda costa, no nota que Rafel esta paralizado -Pero no pienses mal ya. Sólo hablamos. Le conté lo maravilloso que eres conmigo, y que no es culpa tuya lo que me esta pasando. Pucha Rafa, tú sabes. A veces existen las almas gemelas, y él es la mía
Por fin termina sus explicaciones, se acerca a Rafel, lo abraza. Él continua inmóvil
-Ojala me perdones- le susurra ella al oído- Tú también vas a encontrar a tu alma gemela, y comprenderás que esto fue lo mejor- lo suelta, le da un beso en la mejilla
Rafael sale del letargo al sentir que ella quita la alarma de la camioneta para irse.
-Eso es todo entonces- dice con la voz quebrada, muy bajito- Te enamoraste de otro y yo algún día deberé agradecértelo
-Entiendo tu reacción- abre la puerta de la camioneta -Por cierto, hay algo más que debo pedirte
-¿Algo más?- pregunta fastidiado
-Esto va ser duro para mi familia. Mi papá es él que lo va tomar peor. Tú sabes lo que piensa de los compromisos, el honor y esas cosas de sus tiempos
-¿Y qué tiene que ver conmigo?
-Que le ahorres la vergüenza de pedirte tu renuncia. Tú sabes que aunque te aprecie y sepa que es mi culpa, la gente no vería bien que sigas trabajando ahí. Además nos tendríamos que ver a veces, y no creo que sea una buena idea
-¿Es una broma?- pregunta incrédulo
-No Rafael, y si no quieres hacerlo, esta bien- se altera un poco -Pero tú sabes que al final él te va pedir lo mismo. Igual y si lo haces voluntariamente, te lo va agradecer y después de pedirte disculpas te va recomendar con algún amigo. Piénsalo bien
Rafael se ríe sarcásticamente, la mira fijamente y le dice:
-Claro, cada quien ve su conveniencia y da algo a cambio para aliviar su conciencia. Lo entiendo, mañana presentaré mi renuncia
-Gracias Rafael, no esperaba menos de ti. Siempre fuiste un caballero y sabes que ...
-Ahórrate los elogios Susana- la interrumpe
-Claro- baja la mirada -Alguien de la familia coordinará contigo acerca de la cancelación y todo lo que se deba hacer. Y una vez más, discúlpame
-Sólo termina de irte por favor- la mira con lástima, como Carla lo miró hace unas horas
Susana enciende la camioneta, cierra la puerta y se marcha. Inmediatamente Rafel sube al departamento, prende la laptop, y empieza a redactar su carta de renuncia. De pronto se detiene, coge el celular y escribe un mensaje de texto a Carla:
"No renuncies, soy yo el que va renunciar. Susana no sabe lo nuestro, así que no tienes problema. Te Amo"
... pero ella nunca le respondió.



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10 de noviembre de 2008

Soledad y Destino


 
Los martes son aburridísimos para Santiago. Asiste a clases por la tarde en una Universidad Privada de Lima, luego va al Francés y queda libre a las ocho de la noche. Pero sus amigos no están disponibles ese día. Micky acompaña a Liz a la universidad porque lleva un curso jalado, él la espera en la cafetería hasta que salga. Fredo tiene entrenamiento de Karate, aunque nunca compite porque se caga de miedo. Y Pato asiste al psicólogo porque lo estipula su matrícula condicional. Así que los martes no hay campeonato de Play Station, ni unas cervezas en el billar.

Vanesa odia los martes porque no puede ver a su novio, él viaja a supervisar la planta de Chincha, y no regresa hasta el miércoles al mediodía. Ella trabaja en el área administrativa de un banco y sale a las ocho cada noche. Su mejor amiga siempre la esta llamando para tomarse un café -!no seas tan ingrata chola!- pero ese día tienes clases por la noche y no se pueden ver. Por eso los martes no hay última función en el cine, un café en Larcomar o besitos en el Olivar.

Santi tiene veinticinco años. Cabello negro, porte atlético, más bien atractivo. Vivió dos años en Austin-Texas hasta que se aburrió y dejó la Universidad. Hace un año retomó sus estudios en Lima, por exigencia de su padre. Vive en una casa, muy espaciosa y linda, en Camacho. A él le parece un desperdicio porque siempre esta vacía. Su mamá, una ex-reina de belleza, trabaja para una importante revista de modas en Francia, y casi siempre esta allá. Su padre es asesor del Ministro de Economía y nunca está en casa. Santiago no se siente solo porque anda para arriba y para abajo con los amigos. Excepto hoy, que es Martes.

Vanesa tiene cabello castaño oscuro y tez clara. Es hermosa y acaba de cumplir veintitrés. Graduada en Economía, vive sola en un departamento muy acogedor de la Av. Santa Cruz, en Miraflores. Casi nunca visita a sus padres, pues mantiene con ellos un conflicto al no estar de acuerdo con el ilegal negocio familiar. Tiene una vida metódica y lleva trabajando dos años en el Banco. Fue ahí donde conoció a su novio, hace siete meses, mientras él realizaba una transacción bancaria. Vanesa sabe que no esta enamorada de él, pero lo quiere mucho porque es un gran chico. A veces piensa que sigue a su lado sólo para poder compartir con alguien lo que siente, su vida. Menos los martes como hoy, claro está.

Santiago tiene una rutina los martes. Pasa por una pizza camino a casa, se encierra en su cuarto. Prende la computadora. Contesta e-mails, reenvía cadenas, baja música. Chatea en el msn, revisa su Facebook, mira páginas porno. Sin embargo, esta noche no quiere ir a casa. Llama a Micky al celular, le dice por primera vez que se siente solo, que está harto de pasar los martes en su casa, que la odia porque siempre está tan vacía. Micky entiende lo que pasa, le dice que no hay problema. Le propone que pase por él a la cafetería de la universidad, y luego cuando salga Liz se van a tomar unas copas. Santi le agradece, cuelga. Sube al carro aliviado, no quiere otro martes igual en su vida.

Todos los martes al salir del trabajo, Vane se queda sentada en el coche intentando vencer el rencor que le impide llamar a sus padres y decirles que irá a visitarlos. Nunca lo hace, piensa que ellos no merecen ese acto de valor. Pero hoy algo es diferente, no puede vivir siempre del mismo modo, todo harta. Marca el teléfono de su casa, le contesta su mamá. Le pregunta cómo está, la voz le tiembla. Su madre se queda en silencio unos segundos, le responde que no llame a esa casa, cuelga. Vane suelta unas lágrimas, se calma de inmediato. No va llorar por esos narcos, no va llorar por nadie. Este martes no tiene ganas de ver películas dramáticas mientras se come un pizza, hoy va a matar la rutina. Recoge el celular, le envía un sms a su mejor amiga. Le escribe que ha hablado con su madre, y fue un desastre. Confiesa que no quiere sentirse sola nunca más. Le avisa que la esperará en la puerta de la Universidad. Al instante Liz le responde, que busque a Micky en la cafetería y la espere ahí, todo va estar bien. Vanesa sonríe, enciende el motor. A partir de ahora los martes serán distintos.

Santi conduce pensando en todos los martes que ha desperdiciado. Se arrepiente de haberse encerrado en casa sin brindarse la posibilidad de descubrir que hay más allá del pequeño circulo de amigos que aceptó y al que subconscientemente convirtió en su mundo paralelo. Está dispuesto a vencer el miedo de acercarse a otras personas por temor a que se alejen de él en algún momento. No seguirá huyendo del amor, de relacionarse con una chica. Se siente lleno de energía, valor y fuerza. Aún no tiene claro como lo comprendió, quizás hay un límite luego del cuál ya no puedes dañarte. Que importa, es martes y se siente fenomenal.

Vanesa maneja por la Av. Javier Prado con una inusual sonrisa. Ha decidido firmemente que debe terminar la relación con su novio. Ella no lo ama, y menos aún puede depender de una sola persona para sentirse bien. La ha ayudado mucho, pero es momento que camine sola y enfrente la realidad de un mundo que puede ser cruel cuando eres débil. Sabe que él lo entenderá, y se alegrará por ella aunque eso signifique que se alejen un poco. Llamar a sus padres la hizo comprender que extendió ese miedo al resto de personas por temor a que la decepcionen del mismo modo. Ya no quiere más esa vida patética en la que una niña miedosa confía sólo en dos personas. Es martes y ha tomado una gran decisión.

Santi y Vane se acercan al punto en el que dos vidas tan parecidas se encontrarán. Quizás fue la excitación por haber comprendido cosas que estuvieron ocultas dentro de ellos por tanto tiempo. O derrepente el hecho que debieron estar en casa en ese momento. Pero lo cierto es que la felicidad no pudo evitar que ambos no se vieran al llegar al cruce, ni siquiera pudieron mirar sus rostros. Sólo sintieron el estruendo y cerraron los ojos. Al fin de cuentas ya eran libres.

Ambos tenían muchas cosas en común: soledad, miedo, decepción, un día en particular, una pizza en casa, una casa vacía, un vacío interior. Incluso se dirigían al mismo lugar. Tal vez si hubieran comprendido todo antes, habrían estado en un mismo coche, en otra avenida. Y nada de esto hubiera sucedido. Algunos dirán que fue simplemente el destino. Yo, que fue un accidente una noche de martes.

También puedes leer :  Soledad y Culpa


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9 de noviembre de 2008

Mujer Tenue

Mujer misteriosa que visita mis pensamientos
impregna en tu rastro aquel aroma de pecado
que desangra lentamente mis prejuicios
y alienta suavemente tus entrañas
saciadas de ardiente contradicción

Mujer extraña que ilumina mis deseos
dejas ver tu sombra enamorada
en rincones inexistentes de mi alma
tan callada que destrozas al dolor
liberándolo de su infame opresión

Mujer amante de mis noches solitarias
no permitas que avancen los relojes
crueles dictadores de la vida
que sentencian nuestra calma
al llegar el toque del alba.

Mujer prohibida por las leyes de un enigma
no destierres a este siervo de tus sueños
y sigamos ocultos en amaneceres indebidos
presos de la lujuria incesante de una vida
que se esconde en el límite de nuestros encuentros

Mujer tenue no desaparezcas todavía
esta vez juntos encontraremos la salida
y desafiaremos la sensatez de un nuevo día
arriesgando la brisa del encanto
de una existencia indebida

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8 de noviembre de 2008

Amistades Nocivas

Con el paso de los años he aprendido a identificar a aquellas personas con las que no debería tener ningún tipo de vinculo amical.

Es en vano, por ejemplo, tolerar a personas que no tengan amigas lindas, dulces y solteras, dispuestas a tomar un café conmigo alguna noche fría.

Tampoco recomiendo ser amigo de personas que escriben e-mails de forma abreviada como si fuese un sms. Y que además reenvían cadenas llenas de maldiciones, que terminan publicando tu e-mail a todo su circulo de amigos -en el que posiblemente esté esa impresentable persona, a la que habías dicho que odiabas la tecnología y jamás tendrías un correo o celular, y que gracias a eso te añadirá al msn o te saturará la bandeja de entrada con correos extremadamente aburridísimos-

Debemos tener cuidado también con cibernéticos personajes que gustan de citarse por internet, ya que en su mayoría son mitómanos, bipolares y tremendos pajeros.

Sugiero alejarse de personas que no tienen una mascota como mínimo, por ser insensibles, egocéntricas y posiblemente psicópatas.

Es difícil considerar a cierto tipo de personas que llaman a tempranas horas de la mañana un Domingo, sólo para preguntar si su amada chica -que nunca le hará caso- fue a la fiesta a la que él no pudo asistir.

Y son peores aún esos molestosos individuos capaces de despertarte en la madrugada para contarte que terminaron por vigésima primera vez con la desquiciada y tonta novia, sin ponerse a pensar que a esas horas de la noche "a mi que coño me importa su vida sentimental".

No es fácil soportar a huachafos que te escriben por el msn con letras de fuente extraña y en colores chillantes, que no contentos con eso, han añadido cientos de íconos -con atajos en letra minúscula- que te complican la lectura hasta lograr que demores un minuto en leer cada linea.

También me es imposible relacionarme con parejas odiosas y aburridas, que insisten en invitarte a reuniones para los de su especie, haciéndote notar directamente que debes conseguir una pareja tan neurótica como la de ellos.

Tampoco deberíamos conocer seres que no lean un periódico serio cada día, y menos aún si no leen un libro al mes.

Y sobre todo, nunca debemos acercarnos a personas como yo, que pueden absorber tu vida y hacerla pública sólo para tener algo de qué escribir.

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7 de noviembre de 2008

Algunas estupideces para contar


Vistiéndome de pollito a los cinco años, para actuar en el recordado Café Teatro "La Gata Caliente"
Ganando un concurso de disfrazes en primer año de primaria, vestido con mi pijama chino.
Llorándole a unos policías para que no me lleven en su patrulla por no ir a clases.
Jugando solo en mi cuarto a que era futbolista profesional -y asistía a un mundial
Escribiendo la letra de mis canciones favoritas en un cuaderno.
Tomándome todos los "pisco sour" en mi graduación de primaria, y luego vomitando borracho en el baño.

Comprándome una camiseta de Cristal sólo porque eran bicampeones
Caminando doce cuadras al lado de la chica, que me gustaba, sin decir una sola palabra.
Poniendo todos los días "El Circo de la Mañana" en Radio Ke Buena.
Asistiendo todos los sábados -o domingos- a un concurso de matemáticas.
Terminando con una enamorada para que esté con mi mejor amigo.
Haciéndome llamar Joseph, porque no me gustaba mi nombre tan spanish
Declarándome a una chica por un amigo que no valía la pena.
Siendo expulsado de la secundaria -instituto, prepa- dos meses antes de acabar el año.
Pasando el Año Nuevo, del milenio, en mi cama tras quedarme dormido.
Dejando ir -por cobardía- a una chica preciosa el verano del 2000.
Marcando Derecho, en el examen de admisión, cuando quería ser Escritor.
Ingresando a Administración porque seguía teniendo miedo de escribir.
Grabando un comercial para la Universidad en primer ciclo.
Persiguiendo un bus rumbo a una montaña, luego de haberme quedado dormido por borracho.
Llamando a una chica, que me había rechazado, en sus cumpleaños y navidades
Perdiendo la única novela, que escribí, en la puerta de una embajada.
Dando un examen de Estadística en completo estado de ebriedad.
Jugando tres días seguidos en un casino
Perdiendo mucha plata en esos mismos casinos.
Empeñando y vendiendo mis cosas para seguir jugando.
Llamando todas las noches a un programa de radio para dar mi opinión sobre el tema del día.
Haciendo radio digital sin vergüenza alguna.
Durmiéndome en los pechos de una chica en mi fiesta de cumpleaños.
Trabajando hasta ahora, en algo que no me gusta.
Perdiendo toda mi ropa en un incidente confuso.
Cruzando Lima y besando a una chica, sólo para que un amigo pueda escaparse con su enamorada.
En todas esas ocasiones y en muchas más, he sido un completo estúpido

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5 de noviembre de 2008

La chica virgen

Hace un tiempo, estando aburrido, no tuve peor idea que buscar amistad -sexo- en un chat telefónico. Impostando mi mejor voz, y extasiado por la novedad, creé mi buzón y me lanzé al ruedo. Luego de escuchar muchas presentaciones -la mayoría aburridísimas-, sólo obtuve sexo telefónico con un par de señoras a quienes intenté impresionar con mis dotes intelectuales. Siendo conciente que la autosatisfacción puede ser placentera, intentaba aún cristalizar un encuentro sexual con alguna jovencita -o señora- aburrida de su tediosa vida.

Cansado de la cantidad de ofertas gays -que obviamente no aceptaba-, y la poca disponibilidad de las mujeres a algo que no sea virtual, decidí renunciar a aquel nada sensato objetivo. Luego de dos semanas y movido por el terrible aburrimiento, opte por revisar nuevamente mi buzón. Escuché mensajes de las mismas señoras que ya me habían aburrido, y solo al final me di con la sorpresa de una joven voz que dejaba su número celular. Puesto que ya era un experto, sabía que según como comienze la conversación, uno debía o ir al grano, o fingir un par de llamadas en caso la chica en cuestión no quiera aparentar ser fácil y más bien deba parecer que ha sido tentada al pecado en un momento de confusión.

La noche siguiente llamé y me contesto la misma suave voz. Su nombre era Betty y tenía veintitrés años. Esa noche conversamos de todo, menos de experiencias sexuales. La seguí llamando dos veces a la semana por casi un mes. En ese tiempo ya había perdido cualquier expectativa sexual. Lo hacía por el mero placer de una buena plática, la chica era madura y me agradaba. Fue la última semana cuando me contó que era "Testigo de Jehová", algo que si bien es cierto me sorprendió, no cambio la estima que le había tomado. Pero si origino charlas más encendidas acerca de religión y temas relacionados. Para ella, yo era un libertino. Para mi, ella era una cucufata. Sin embargo, siempre fuimos tolerantes y respetuosos de nuestras opiniones.

Pese a que acordamos conocernos, esto nunca se dio en aquellos días. Yo tuve mucho trabajo, y prácticamente perdimos el contacto poco a poco. Ocho meses después, salí un sábado del trabajo y me dirigí con los compañeros a tomar unas cervezas en un bar cercano. Cerca de las tres de la tarde y estando ya entre copas, recibí la llamada de la recordada Betty. Me reclamó, con justa razón, mi ingratitud, y me contó que estaba en un Centro Comercial. Quería que le de el encuentro ahí, ya que según ella, si no nos veíamos ese día, no nos veríamos nunca. Encontrándome entre la espada y la pared, opte por abandonar la divertida tertulia de rajes de trabajo. Quizás sería interesante conocer a la recatada y siempre pura Betty.

Media hora después llegue a Plaza San Miguel y esperé a que Betty me reconociera, mis ojos chinos debían ser de gran ayuda. No esperé mucho hasta que se acercó una jovencita muy agraciada: cabello castaño y largo hasta la mitad de la espalda, ojos color almendra, labios provocativos, tez blanca, y un precioso cuerpo. Me quedé pasmado y solo atiné a saludarla fríamente. Decidimos ir a comer un helado. En el camino yo me preguntaba por qué alguien tan bella tenía que ser tan cucufata, si decenas de chicas liberales eran tan feas. Obviamente no encontré respuesta. Mientras charlábamos me sentí reconfortado, parecía ser tal como pensé que era cuando conversábamos por teléfono. Esa tarde discutíamos una vez más de religión, cuando noté que su atuendo no era el normal para una testigo. Le pregunto por ello, y me comenta que hace un mes se ha alejado de su Iglesia al no estar de acuerdo con que deba casarse solo con otro testigo. Entonces pregunto si sólo es por eso. Me responde que también por otros desacuerdos ideológicos, sin embargo, hace incapié en que pese a ello sigue sin visitar discotecas, beber licor o tener sexo. Fue la primera vez que se mencionó la palabra "sexo" entre nosotros.

Debido a tal confesión he quedado incrédulo, y no puedo evitar el preguntarle si eso significa que es virgen. Para mi sorpresa lo toma con naturalidad y responde que así es. Yo sólo atino a quedarme callado. Ella en cambio sigue hablando y dando los motivos por los que aún después de alejarse de su Iglesia, quiere llegar virgen al matrimonio. El resto de la tarde la escucho atentamente y casi no comento al respecto. Tres helados y dos gaseosas después, me percato que es casi las siete. Yo tengo un compromiso en un par de horas, así que le explico y me despido. Ella me pide que la acompañe a tomar su taxi, caminamos hacia el paradero.

En el camino me pregunta qué compromiso tengo. Le explique sin dar mayor detalle. Me pregunta si puedo faltar. Le pregunto que por qué. Se queda callada. Vuelvo a preguntar. Me dice que no quiere que piense mal, pero nunca ha bebido. Que no tiene casi ningún amigo que no fuese testigo, y que como yo le he parecido un buen chico, le provoca saber que se siente beber alcohol. Le digo que no es lo más acertado, pues si no tiene costumbre se va a emborrachar con dos vasos, y tendrá problemas en casa. Se queda pensando, me dice que no importa, que quiere experimentar. Pero esta noche tengo un ataque de moralidad, e insisto en que no es correcto. Pero ella también insiste en hacerlo. Yo cedo. Por qué no llegar un par de horas tarde al otro compromiso, me digo.

Caminamos por la Av. La Marina buscando un bar donde tomar una jarra de cerveza. Pasamos por varios lugares, no le gusta ninguno. Hace mucho frío, le pido que decida pronto, o me resfriaré. Me dice que sólo unos minutos más. Al fin encontramos un sitio que le gusta, le digo que pasemos. Me dice que mejor no, que tengo razón, que no debería beber. Me molesta un poco, le digo que no importa. Caminamos un poco mas, me dice que prefiere experimentar otra cosa. Le pregunto a que se refiere. Me pide que no me vaya. Quedo confundido, le pregunto qué quiere hacer. Me contesta que le da vergüenza decirlo, que me lo debo imaginar solo. Me confunde aún más, no creo que se refiera a tener sexo, me río por dentro. Le digo que no entiendo. Me dice que no quiere beber, ni entrar a una discoteca, que prefiere experimentar lo otro. Quedo estupefacto, no sé como decirle lo que entiendo. Sonríe avergonzada, me pregunta si quiero hacerlo. Aún confundido le digo si se refiere a tener relaciones, que me disculpe si no es eso. No me mira, se pone roja, me dice que eso es lo quiere.

He quedado en shock. Esta muchacha o siempre fingió ser una manza paloma, o se le acaba de aflojar un tornillo. No sé que responder. Sigo con un raro ataque de moral. Si bien es cierto que me he acostado con desconocidas, siempre ha sido cuando estoy seguro que ellas al igual que yo, no buscan compromiso y son concientes de lo que hacen. Y aunque esta muchacha podría haber fingido toda la tarde, cabe la pósiblidad que sólo sea un ataque de rebeldía a la represión que ha vivido. Es hermosa y provocativa, claro que quiero hacerlo. Pero eso no me da derecho a arruinarle la vida a una chica, que además es virgen. No sé que hacer, prendo un cigarro, sigo callado.

Por fin me animo a hablar, le digo que no es correcto. Me responde que ella quiere hacerlo, y no importa nada más. Le digo que ni siquiera sabe si le gusto, que su virginidad debe perderla con alguien que ame. Me dice que no me preocupe por eso, que si le gusto. Insisto en que no nos conocemos, que está mal, que se va hacer daño. Me dice que experimentar no es dañarse. Le digo que el sexo no es un experimento, que no va demostrarle nada a nadie haciéndolo, que se hace cuando se está seguro. Me dice que está segura de querer hacerlo conmigo, que sabe que valdrá la pena, que lleva tiempo buscando al indicado. Le pregunto si lo ha planeado. Me dice que no, pero que siempre contempló la posibilidad, incluso desde que empezamos a hablar por teléfono. Le digo que eso no basta. Me dice que entonces es porque no me gusta. Le digo que si me atrae y mucho, pero que no soy el indicado. Se acerca y me besa, no lo hace muy bien, pero si me calienta. Se separa me pregunta al oído si en verdad no quiero hacerlo, que no me preocupe por ella. Siento su aliento en mi rostro, me ciega, le digo que lo haremos.

Pagando la habitación de un hostal cercano empezé a hacer conjeturas. Puede ser una vengadora que intente matarme dentro de la habitación. O quizás tiene Sida y quiere contagiarme. No creo que sea virgen. Es una situación muy extraña. Estoy dudando nuevamente. Subimos las escaleras, llegamos a la recámara. Ella entra directo al baño. Yo estoy asustado, reviso su bolso, encuentro una libreta, adentro de ella hay una especie de receta médica donde dice que el himen se encuentra intacto, esta fechado tres meses atrás. Pienso que ha dejado eso adrede, quiere que lo vea, debe ser falso. Nadie carga eso a todos los lugares que va. Me angustio, no quiero morir. Tengo miedo.

Ella sale a los minutos, se sienta a mi lado en la cama. Le digo que no estoy seguro de esto. Me dice que ella si lo está, que esta feliz de hacerlo conmigo. Se levanta, me jala de las manos. Yo observo todo con detenimiento, temo saque un cuchillo de algún lugar. Me besa despacio. Lo disfruto, toco su cabello, bajo hasta su cintura, beso su cuello. Gime despacio, me abraza fuertemente. Poco a poco pierdo el miedo a causa de la excitación, desabotono su blusa, aflojo su correa. Mira con ternura y un poco de inocencia como la desnudo, se avergüenza. La empujo contra la pared, me aprieto contra ella para que me sienta. Me quita la camisa, deja caer mis pantalones. Nos quitamos la ropa interior, me mira tímidamente, me abraza. La hecho sobre la cama y beso todo su cuerpo, es blanca como la leche, nunca debe haberse bronceado. Se estira sobre las sabanas, su cuerpo tiembla mientras mi boca recorre su piel.

Tiene un cuerpo casi perfecto, sus senos son preciosos y su piel muy suave. Me dice que jamás ha tocado a un hombre, guío su mano, hago que me masturbe despacio. Me mira sonrojándose, se ríe como una niña. Le explico como hacerme sexo oral, ella lo intenta. Por sus gestos noto que no le gusta mucho, pero sigue intentando. No la ha hecho muy bien, la recuesto nuevamente en la cama, me tiro sobre ella, la beso apasionadamente. Me coloco el preservativo, me hundo en sus pechos. Ella acaricia mi cabello, respira lento. Intento penetrarla, no se puede, esta muy cerrada. Joder, sí era virgen. Me dice que le duele, le digo que lo haré más despacio. Lo intento nuevamente, da un grito de dolor. Le explico que al principio le va doler, que incluso puede que sangre un poco, pero que luego va sentir rico. Me mira temorosa, se pone tensa. Le digo que se suelte, no puede. Vuelvo a la carga, nuevamente da un suave grito de dolor. Me dice que ya no quiere, que le duele, que esta asustada, que mejor otro día. Yo estoy caliente, le digo que solo la cabezita, ella accede. Me sobo sobre ella y sin que se de cuenta lo vuelvo a intentar. Ella se separa bruscamente, me dice que no puede, que la disculpe, no pensó que doliese tanto. La situación ha cambiado, ahora ella no quiere, y yo estoy hirviendo.

Estoy molesto, le reclamo que me calentase para al final acobardarse. Ella empieza a llorar, me dice que no fue su intención. Me siento en la cama, miro hacia la ventana. Me abraza por la espalda, me besa la oreja, me dice despacio que lo hagamos por atrás. Le digo que le va doler más, que mejor lo olvidemos. Me dice que no importa. Le contesto que no la entiendo, pensé que se trataba del dolor. Me dice que en parte, pero que también se ha arrepentido. Que otro día pierde la virginidad conmigo, cuando nos tratemos más. Le digo que es lo que intenté explicarle desde el principio, que hubiésemos evitado el que me calentase tanto. Me dice que por eso lo podemos hacer del otro modo, así los dos quedamos bien. Le digo que está bien, nos acomodamos, me preparo para hacerlo. Ella grita despacito, pero me pide que siga, yo presiono. Ha llorado un poco, pero lo he logrado. Nos movemos hasta que termino.

Nos hemos vestido y salido. La acompaño a tomar su taxi. Antes de irse me pregunta si somos enamorados. Me siento mal con su pregunta, ha estado a punto de perder su virginidad. Le digo que sí, la beso. Se sube al taxi, veo como el auto se pierde en el camino. Pienso que me hubiera encantado ser su enamorado, es inteligente, es bella, y creí que tranquila. Lamentablemente esta noche se comportó como cualquier chica que puedo conocer, y eso arruina el concepto. Hasta he imaginado que aunque es virgen, quizás si ha tenido antes encuentros sexuales contra natura. En fin, debo ir a casa y alistarme para alcanzar a mis amigos en otro lugar.

Esa noche supe que al día siguiente debía cambiar mi chip, y sobre todo nunca más chatear telefónicamente. Para eso, mejor me voy a una discoteca.




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