11 de noviembre de 2008

Corazones rotos


Es de noche, pasada las siete. Rafael llega puntual a un Café de Miraflores, se nota preocupado e impaciente a la vez. Camina hacia una muchacha que está sentada bebiendo un capuccino. La saluda con cariño y se sienta. Pide una taza de chocolate, como cada jueves, y prende un cigarrillo.
-¿Llegaste hace mucho?- le pregunta él
-Hace diez minutos- ella sonríe -Como siempre Rafa
-¿Me llamo alguien después que salí?
-Nadie cariño- le acaricia la mejilla -Siempre tan pendiente de eso
-Es que esperaba una llamada del Ing. Larraeta- toma un poco de chocolate -Estamos contra el tiempo en su caso
-Pues no llamó, pero tranquilo, si es urgente se comunicará a tu celular
-Está apagado- hace un gesto de preocupación -Me quedé sin pila
-Con razón te siento tenso- lo mira con ternura -Llegas a tu departamento y le haces una llamada, no te compliques amor
-Es tan fácil para ti decirlo- responde molesto -A tu edad todo parece sencillo
Ella es diez años menor que él, y emana esa frescura veinteañera que se va desvaneciendo con el tiempo y las responsabilidades.

-Espera Rafa- mueve la cabeza contrariada -No te descobres conmigo. ¡No te pases!- mira hacia afuera, apoya el mentón sobre su mano.
-Es que no lo entiendes- resopla mientras intenta descubrir que mira ella en la calle
-¿Entender qué Rafa?- voltea, lo mira nuevamente a los ojos -Que te digo que estés tranquilo y tú te molestas por eso. Que me heches en cara mi edad- ahora se nota triste, se lleva la mano al rostro -En fin, no te diré nada más al respecto
-No es sólo eso- le dice y toma su mano derecha -El caso del pendejo de Larraeta es lo que menos importa ahora
-¿A que te refieres?- pregunta ella alarmada, le aprieta la mano
-Somos nosotros cariño, se ha complicado todo.
-Sé más claro por favor Rafael- suelta su mano, se pone seria
-Quiero que entiendas que tengo demasiada presión ¡Eres mi Asistente!- se queda en silencio unos segundos, prosigue -Si se dan cuenta estoy perdido. Hay mucho en juego
-¿Si se da cuenta quién?
-Alvaro. Tú sabes que él es el socio mayoritario y además ...
-Ya veo por donde viene todo- lo interrumpe, se exalta -Esto no tiene que ver un carajo con el trabajo. No inventes. Tendré veinticinco, pero no soy cojuda
Ambos se quedan en silencio. Él la mira con ternura: joven, radiante, llena de sensualidad. Aún lleva el traje de la oficina, que es azul marino, con la blusa muy pegada, y las panties negras que tanto lo enloquecen. Comenzaron su relación un año después que llegase a reemplazar a Mirna, su antigua asistente, quien se casó con un tipo que le prohibió seguir trabajando. No se puede negar que hubo química. Ella siempre estaba atenta a todos los detalles de trabajo, y también se daba maña para solucionarle asuntos personales antes que él se lo pidiese. Pero no fue hasta el incidente del maletín marrón, que se desato lo inevitable. En ese tiempo estaban llevando un caso muy complicado, el del Gral. Barrios, quien fue acusado por malversación de fondos logísticos en la FAP, y había que trasnochar revisando toda la documentación pertinente, hasta que una noche se dieron cuenta que el maletín marrón, dónde estaban todos los expedientes, había sido olvidado por ella en su departamento, para ganar tiempo decidieron trabajar ahí esa noche, sin embargo, entre cafés, chocolates, y la complicidad del silencio, dieron rienda suelta a sus sentimientos y deseos. Por la diferencia de edad y lo complicado del entorno laboral, acordaron olvidar lo sucedido, algo que no fue posible por la candente atracción que los consumía. Desde entonces han pasado ocho meses, siete viéndose todos los jueves en el mismo lugar.
-Te amo Rafa- rompe el silencio -¿Tú me amas? ¿Alguna vez me amaste?
-No me hagas ésto Carla -cierra los ojos, suspira- Se supone que debería ser sencillo
Respóndeme! Sólo te pido eso -grita levemente, algunas personas voltean a observarlos.
-Sí, ok. Sí, te amo- le sonríe -Incluso desde mucho antes de estar juntos. Tú me devolviste la alegría, me hiciste sonreír ¿Cómo podría no amarte?
-Entonces por qué tendríamos que terminar lo nuestro- ahora es ella quien toma su mano -Acaba con Susana, llevo mucho tiempo esperando que tomes el valor y la determinación de hacerlo
-Es una locura. Eso no va suceder ni hoy, ni mañana - le dice en tono imponente -Tú sabes que me casaré en tres meses
Carla se lleva las manos al rostro, intenta ocultar las lágrimas que no quiere hechar, se seca delicadamente con un clinex. Lo mira triste y le dice:
-Pensé que recapacitarías, que te darías cuenta que no vale la pena casarse con alguien a quien no amas- busca un cigarrillo en su bolso -No puedo creer que estés terminando conmigo
-No puedes decir eso- acerca el encendedor a Carla, le prende el cigarrillo -Yo nunca te mentí, siempre te dije que no daría marcha atrás con el compromiso. Tú me conociste cuando ya le había dado mi palabra
-No me hagas reír Rafael- usa un tono irónico -Esto no tiene que ver un carajo con tu palabra u honor. Esto se trata de tus asquerosos intereses
-Puedes decir eso, pero yo he luchado mucho por hacerme un nombre en ese Estudio. Y casarme con Susana me ayudaría mucho. Es la hija de Alvaro, el socio mayoritario. Él no tiene hijos hombres, ni hijas que estudien leyes. Comprende, es mi futuro
-Un futuro infeliz- toma su bolso, se pone de pie -Si tú crees que él dinero y el poder son más importantes que el amor, esta bien. No hay dramas. Tienes razón, yo te conocí comprometido y no tenemos nada más de que conversar- acaricia su mejilla -Y no te preocupes, no haré algo que vaya contra tus planes. Hasta mañana
Carla sale del Café rápidamente. Rafael paga en caja y va tras ella a paso raudo. Al fin logra alcanzarla en el Parque Keneddy. Le pide que pare porque aún tienen que conversar. Ella intenta ignorarlo, pero él la toma del brazo y la jala. Ella se sienta en una banca, tiene los ojos llenos de lágrimas
-Déjame ir por favor- le pide furiosa
-Aún no, tengo que pedirte algo más- no la mira, observa a las personas que caminan cerca
-¿Qué? Sólo te falta pedirme que sea tu amante después que te cases- habla con rencor -Así que mejor piensa bien lo que vas a decir
-No te pediría eso. Aunque me estés odiando, yo te amo Carla
-No lo digas, me da nauceas escucharte mencionar esas palabras. Dime de una vez que es lo que quieres y así puedo irme
-Mira, he hablado con el Doctor Velasco, él está de Jefe en Registros Públicos y me comentó que necesita personal. La paga es muy buena, te conoce, y está dispuesto a darte el trabajo inmediatamente
Carla lo mira sorprendida, se lleva las manos a la cabeza y se levanta.
-Me das asco- ya no esta llorando, ahora solo tiene decepción en la mirada -En verdad, no puedo creer lo que me estas pidiendo. ¿Acaso piensas que le diría a tu futuro Suegro lo que pasó entre nosotros? ¿O crees que llegaré a la iglesia a impedir tu boda? Lamento decirte que esto no es una telenovela, y que tu ego está muy por las nubes. Tú no vales la pena como para hacer algo así
-No es por eso Carla. Creo que debí empezar por contarte que es lo que me ha llevado a decidir todas estas cosas
-¿Hay algo más?- se ríe sarcásticamente -Vamos, dime que fue lo que te impulso a tratarme como una cualquiera. Estoy ansiosa por saberlo
-No digas eso, jamás te trataría como una cualquiera- intenta abrazarla
-¡No me toques!- grita, la gente los observa -Y dime de una vez que pasó
-Esta bien, tranquila- se aleja unos pasos -Anoche dejé por casualidad mi celular en casa de Susana, por eso ahora esta descargado. Yo no me percaté de ello hasta que me desperté hoy. En la mañana la llamé a su celular y estaba apagado, así que fui a buscarlo a su casa, pero la empleada me lo dio ni bien llegué. Me dijo que Susana se lo había dado temprano, y le pidió que si iba, no la despertara.
-¿Y que tiene que ver eso con nosotros?- pregunta ella alterada
-Que fui descuidado- está pálido, sus manos inquietas- No borré el último mensaje que me enviaste ayer, en el que me decías "ya quiero que sea mañana y estemos calientitos en mi cama"
Carajo Rafael!- exclama ella, ahora también se nota preocupada -Alvaro me va despedir, nos va a despedir a ambos
-Por eso quiero que entregues tu carta de renuncia mañana temprano, antes que Susanita hable con el viejo. Velasco te va recibir cuando vayas a su oficina, el trabajo es seguro porque me debe un favor hace mucho tiempo.
-Lo sé, y haré lo que me estas pidiendo. Pero no por ti, sino porque tengo que seguir trabajando para pagar mi titulación y la maestría- lo mira con desprecio -En parte será mejor que no te vuelva a ver, me has destrozado la vida
-Lo lamento Carla. Yo nunca te dije que dejaría a Susana
-Pero ella te va dejar ¿Estas seguro que vio el mensaje?
-Sí, hoy la he llamado todo el día y sólo me respondió antes de salir de la oficina. Estaba muy seria y me dijo que quería hablar conmigo, pero no en su casa.
Carla se acerca despacio a Rafael, le acomoda la corbata. Lo abraza
-Si ya lo sabe, porque pasamos por todo esto. Quédate conmigo. Tú puedes conseguir otro trabajo, incluso mejor que el que tienes ahora. Y estaríamos juntos. No acabes con este amor que nos tenemos, no vale la pena cariño
-Sabes muy bien que no hay un trabajo mejor. El estudio de Alvaro es el más prestigioso de Lima- ella se aleja de golpe -Te amo Carla, pero no voy a permitir que Susana acabe con nuestro compromiso. Yo sé como hacerla entrar en razón- se queda unos segundos en silencio -Es lo mejor para mi, y no voy ha hecharlo a perder ahora
-Eres un cretino- le da un golpe en el pecho, esta llorando -Lo de Velasco no es porque yo te preocupe. Lo que estás haciendo es entregarle mi cabeza a tu novia para que te perdone- intenta darle otro golpe, pero él la toma fuertemente de las manos -¡Sueltame! ¡Te odio! Tú no me amas, no quiero volver a verte en mi vida
-Lo lamento Carla, ojala me perdones algún día. Ojala yo me perdone el dejarte cuando te amo tanto
Cállate!- recoge su bolso de la banca, se acomoda el cabello -Y si un día te arrepientes, no pierdas el tiempo en buscarme. Tenías que decidir hoy, y ya lo hiciste
Rafael la observa desaparecer en el Ovalo Pardo. Había querido seguirla, pero se detuvo porque no tenía sentido hacerlo, era mejor dejarla ir.
Espera unos minutos y se dirige al auto, mira la hora, tiene quince minutos para ir a su departamento y encontrarse con Susana. A ella la conoció meses después de entrar a trabajar con Alvaro, en una cena familiar a la que fue invitado. La empatía se dio de inmediato, y ella colaboró mucho para que las cosas se dieran rápido. Alvaro al principio se opuso a la relación, pero Susana como experta hija caprichosa logró la aceptación de su padre. El compromiso tomó a todos por sorpresa, e hizo muy feliz al futuro suegro, huerfano de un hijo que pudiese prolongar su legado, Rafel era un diamante en bruto que lo haría estupendamente.
El tráfico lo ha retrasado un poco. Cuando llega a su departamento, en Surco, Susana esta apoyada en su camioneta hablando por el nextel. Al verlo, corta la llamada de inmediato y lo saluda fríamente con un beso en la mejilla.
-Disculpa por el retraso, ya sabes que el tráfico de Lima a veces se pone insoportable- se excusa él como si todo estuviera bien
-No te preocupes- le responde ella
-¿Por qué no me esperaste adentro? Para eso te di la llave mi amor. ¿La olvidaste?
-No es eso Rafael. Sólo que no deseo subir- le dice seria -Quisiera que hablemos acá. En verdad no tengo mucho tiempo.
-Ok, si eso quieres- dice él, fingiendo no saber que sucede -¿Es algo sobre los preparativos de la boda?
-Se podría decir que sí- duda, luego prosigue -No es fácil para mi, no he dormido pensando en ello
-Mira, si se trata del celular que olvide en tu casa, quiero que entiendas ...
-¿El celular?- ella lo interrumpe -Lo encontré tirado detrás del mueble en la mañana, me di cuenta porque estaba sonando la alerta de la batería baja.
-Por eso, quiero explicarte ...
-¿Explicarme qué Rafael?- vuelve a interrumpirlo -Para mi es difícil decirte esto, no lo compliques más
-Es que estás confundida, no digas nada amor
-Nunca pensé que esto pudiese pasar- mira el suelo, juega con sus dedos -Quiero que cancelemos la boda- intenta entrar a la camioneta, él la detiene, la abraza, ella llora
-No vamos a cancelar nada mi amor. Tú no sabes lo que dices, todo es un error
Ella se separa de él. Se tapa la cara con las manos, respira hondo. Vuelve a mirarlo más calmada. Le dice:
-Estoy enamorada de otro hombre. No me puedo casar contigo, perdóname
Rafael queda sorprendido, en silencio. Su rostro está desencajado.
-Anoche me di cuenta que no puedo privar mis sentimientos- prosigue ella -Es más fuerte que yo, se que no me vas a entender, pero sucedió sin darme cuenta
Rafael no sabe que decir, la escucha callado, con la mirada perdida.
-Y necesito que sepas que nunca te engañé- suena desesperada, con mucha culpa -Es alguien con quien paso mucho tiempo por trabajo, y las cosas se dieron sin darme cuenta. Ayer me llamó en la noche, luego que te fuiste, hablamos horas y me dijo que me quería, recién ahí supe que yo también lo quería
Rafel ya casi no la escucha, empieza a pensar en Carla, se arrepiente.
-Hoy estuve todo el día con él y acordamos que te diría la verdad- intenta justificarse a toda costa, no nota que Rafel esta paralizado -Pero no pienses mal ya. Sólo hablamos. Le conté lo maravilloso que eres conmigo, y que no es culpa tuya lo que me esta pasando. Pucha Rafa, tú sabes. A veces existen las almas gemelas, y él es la mía
Por fin termina sus explicaciones, se acerca a Rafel, lo abraza. Él continua inmóvil
-Ojala me perdones- le susurra ella al oído- Tú también vas a encontrar a tu alma gemela, y comprenderás que esto fue lo mejor- lo suelta, le da un beso en la mejilla
Rafael sale del letargo al sentir que ella quita la alarma de la camioneta para irse.
-Eso es todo entonces- dice con la voz quebrada, muy bajito- Te enamoraste de otro y yo algún día deberé agradecértelo
-Entiendo tu reacción- abre la puerta de la camioneta -Por cierto, hay algo más que debo pedirte
-¿Algo más?- pregunta fastidiado
-Esto va ser duro para mi familia. Mi papá es él que lo va tomar peor. Tú sabes lo que piensa de los compromisos, el honor y esas cosas de sus tiempos
-¿Y qué tiene que ver conmigo?
-Que le ahorres la vergüenza de pedirte tu renuncia. Tú sabes que aunque te aprecie y sepa que es mi culpa, la gente no vería bien que sigas trabajando ahí. Además nos tendríamos que ver a veces, y no creo que sea una buena idea
-¿Es una broma?- pregunta incrédulo
-No Rafael, y si no quieres hacerlo, esta bien- se altera un poco -Pero tú sabes que al final él te va pedir lo mismo. Igual y si lo haces voluntariamente, te lo va agradecer y después de pedirte disculpas te va recomendar con algún amigo. Piénsalo bien
Rafael se ríe sarcásticamente, la mira fijamente y le dice:
-Claro, cada quien ve su conveniencia y da algo a cambio para aliviar su conciencia. Lo entiendo, mañana presentaré mi renuncia
-Gracias Rafael, no esperaba menos de ti. Siempre fuiste un caballero y sabes que ...
-Ahórrate los elogios Susana- la interrumpe
-Claro- baja la mirada -Alguien de la familia coordinará contigo acerca de la cancelación y todo lo que se deba hacer. Y una vez más, discúlpame
-Sólo termina de irte por favor- la mira con lástima, como Carla lo miró hace unas horas
Susana enciende la camioneta, cierra la puerta y se marcha. Inmediatamente Rafel sube al departamento, prende la laptop, y empieza a redactar su carta de renuncia. De pronto se detiene, coge el celular y escribe un mensaje de texto a Carla:
"No renuncies, soy yo el que va renunciar. Susana no sabe lo nuestro, así que no tienes problema. Te Amo"
... pero ella nunca le respondió.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabes?me gusta mucho leer tus relatos sean ficticios o quizas comentarios de otros,la imaginacion es una de nuestras armas mas poderosas,puedo imaginarme quizas que hasta he sido algun transeunte que vio la escena que relatas en el parque,en fin miles de cosas.saludos Luis.

Jeyssi

Anónimo dijo...

Que lamentable :-(

 

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